Una estampilla (sello) perforada, se caracteriza obviamente porque tiene hechas una serie de perforaciones con la forma de letras, siglas, números o figuras, que identifican la empresa que las adquiere para el envío de su correspondencia comercial.
Sus orígenes se remontan a mediados de 1850 en Inglaterra y se
comenzaron a utilizar por iniciativa de Joseph Sloper, quien además
produjo y comercializó las primeras máquinas perforadoras.
Desde entonces este tipo de perforaciones se han utilizado en una gran cantidad de países, tanto para sellos postales corrientes como para sellos oficiales.
Desde entonces este tipo de perforaciones se han utilizado en una gran cantidad de países, tanto para sellos postales corrientes como para sellos oficiales.